Con el regreso a clases sale a
relucir el tema del acoso que ahora se ha popularizado con el
nombre de bullying. Sin embargo, aunque nuestra atención se focalice a las
situaciones escolares, el hostigamiento puede verse en diferentes
circunstancias de la vida cotidiana. Tanto niños como adultos pueden ser
víctimas de esas prácticas donde se produce maltrato psicológico, verbal o
físico.

Este hostigamiento es una forma
de violencia y no excluye géneros, edades, tipos de trabajo o actividad. Se puede dar en cualquier lugar: en nuestra misma casa
o fuera de ella, en nuestro espacio vital o en el cibermundo. Este terrorismo
está caracterizado por el temor que desarrolla la víctima al poder que ejerce
su victimario. Este miedo puede estar basado en acciones reales o percibidas
que afectan a la persona objeto del bullying. La persona hostigada queda
expuesta emocional y hasta físicamente ante el maltratador.
El objetivo del acosador es
someter, reducir, apocar y aplanar a la “presa” seleccionada para mostrar su
poder. Las víctimas pueden ser escogidas por diferentes razones: porque
sobresalen, porque tienen alguna condición física, porque
son diferentes, por raza, religión, creencias o tendencias.
Muchas de las acciones llevadas a cabo por el
victimario y su grupillo de seguidores buscan la ridiculización, el menosprecio
social (donde se presenta una imagen distorsionada del martirizado), la
coerción (para someter la voluntad), la exclusión grupal (aislándolo e
impidiendo su expresión), el amedrentamiento y la amenaza a la integridad.
Si hay una situación de tortura moderna en su vida.
La intervención para solventar el acoso es multidisciplinaria y requiere de
expertos. Puede ser peor el remedio que la enfermedad si actúa solo y sin
experiencia en el tema.

castillo.prensacct@gmail.com
Textos
tomados de:
https://twitter.com/MarielenaNunez
http://www.inspirulina.com/tortura-moderna-bullying.html
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